En esta entrada aporto mi visión, comentario y conclusiones a raíz de la lectura de los dos artículos propuestos:
- “Una escuela para Juan” (Arbea y Tamarit, 1999)
- “Modelos Educativos para una vida de calidad” (Tamarit, 2005)
Como introducción puedo decir que, el impacto que tenemos los docentes en los alumnos es enorme. Ellos nos asocian con momentos de terremoto emocional en sus vidas y nosotros nos basamos en nuestra intuición como elemento para detectar sus necesidades.
En el artículo de "Modelos Educativos para una vida de calidad" se enfatiza este aspecto. Lo que debemos tener en cuenta es a la persona en su totalidad. No es sólo un conjunto de facetas o de "reacciones" asociadas a un síndrome (como se solía referir en los primeros años de estudio de la discapacidad del desarrollo).
Se aborda la evolución de la discapacidad desde, un primer momento histórico enfocado en la explicación de los "síntomas" . Más adelante, centrada en una fase de integración avalada por equipos multidisciplinares, culminando en el enfoque actual de la humanidad de la persona -con sus diversas facetas (afectiva, social, educativa, física, creativa...)
Esta concepción sobre la discapacidad se ofrece en series y programas de televisión, siendo evidente la evolución del planteamiento.
En las series de televisión y películas de hace décadas se presentaba el autismo como vinculado a la excelencia en el ámbito de las matemáticas, haciendo de las estereotipias el elemento que caracterizaba al personaje y ensalzaba esa genialidad (Rainman).
Sin embargo, la televisión británica ha lanzado un programa de "realidad televisiva" sobre citas entre personas con alguna discapacidad.
En él es cada persona la que enuncia en primera persona qué quiere encontrar en cuanto a una relación de pareja.
Ya se huye del modelo enfocado en "la búsqueda del síntoma o de la cura". Sin embargo, los usuarios de las redes se mofan (queda mucho por hacer en este sentido).
También hay otro ejemplo en la película "Extremely Loud and Incredibly Close" (Tan fuerte, tan cerca. 2011).
Aunque en ningún momento se habla de Autismo o Asperger en la película, el personaje principal, Oskar (Thomas Horn) se va presentando como un niño "avanzado", muy inteligente para resolver enigmas, con la necesidad de recurrir a objetos cotidianos para adquirir estabilidad emocional. Tiene su "pack" de excursiones en el que no puede faltar un elemento (se siente aterrorizado si eso sucede). Le da pavor cruzar un puente. Los sonidos fuertes le aterran.
No se da ningún diagnóstico sino que la película se centra en que el niño consiga su estabilidad familiar y emocional, en reformular su concepto de familia y elaborar el duelo:
Como se afirma en el artículo "Una escuela para Juan" estas son metas comunes si nos dedicamos a la educación. La genética no puede dar respuesta a necesidades emocionales, sino que para ello hace falta llegar, acceder y compartir en sociedad.
El primer lugar de socialización es la familia pero, en la sociedad actual donde más tiempo se pasa es en la escuela.
Por eso partimos de lo que es el niño y a partir de su realidad personal, construimos y avanzamos.
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